Ana, Ripoll

Siempre había tenido un sentimiento de falta de autoconfianza y autoestima y dificultades en la relación con la madre y no tenía muy claro qué venir a Constelar.

También desde siempre he sentido tensión en el cuello, con hombros subidos, pecho hundido, no podía llevar cuellos altos ni collares cortos. A la par, a lo largo de mi vida las dificultades de expresión han sido una constante.
Con las Constelaciones Familiares se abrieron nuevas comprensiones. Participé como representante y me tocó hacer de representante de una persona que había muerto colgada. Sentí una soga alrededor del cuello, otro participante del taller se acercó para quitármela, al principio no quería pero luego me dejé, y me sentí entrar como en un túnel del tiempo en el que una energía muy petrificada y antigua dentro de mi ser se soltaba, me tumbé y empecé a sentir una gran relajación en todo el cuello, la espalda se distensionó, y me vi liberada. El pasado se tornaba real y la sensación que siempre había tenido en el cuello cobraba un sentido que años de terapias y masajes no habían podido corregir. Fue muy intenso.

A lo largo de los días, he ido sintiendo una relajación en el cuello, en toda la espalda, una gran liberación.

La mente se tiene que acostumbrar también a entender cómo algo que sucedió a nivel físico, en otra vida, en otro cuerpo, se queda grabado a nivel energético de forma que seguimos creyendo o sintiendo que llevamos esta carga.

Y cómo en un ambiente adecuado, y guiado por una persona que sabe, se puede hacer que esto salga a la luz y se sane. Paulatinamente se van soltando otras tensiones como si se hubiera sacado el tapón de una botella de cava, todo quiere salir. Me siento super agradecida.

Lo que más me gustó es que todos los procesos los pasé sin revivir un gran dolor o una gran catarsis, la energía iba penetrando suavemente, todo era tranquilo y a la vez intenso y liberador.

Con todas la Constelaciones en que participé en ese taller me sentí identificada y pude entender y sanar mis propios procesos. Todo éramos mujeres ese día, las vi a todas super fuertes, fascinantes en esa fuerza, aunque muchas habían pasado temas muy duros, estaban ahí con una gran serenidad y sentido de la vida y del perdón, fue muy bonito y esclarecedor.