¿Comida a escondidas? Y a veces, después, vomitar… ¡Libérate!

Algunas personas tienen una relación con la comida con fases escondidas y descontroladas. Sienten vergüenza, culpa, sensación de inadecuación y además se culpabilizan de no poder controlarlo. Creen que es una cuestión de voluntad que ellos/ellas no dominan y que el resto de los mortales, sí. Con el atracón se intenta apaciguar un hueco, un vacío profundo, que surge del interior y que todo lo comido ni siquiera alcanza a calmarlo un poco. Después del atracón, la pseudofelicidad pseudocalma tiene una durada efímera para pasar a ser una sensación de asco y desagrado total en la que uno quisiera salirse de ese cuerpo para no sentir. En ese punto pasamos a un deseo de “quitarse de encima”  todas esas sensaciones, y se inicia el proceso de expulsión, en diferentes maneras. ¿Qué podemos contar de nuevo sobre este proceso? Desde Constelaciones Familiares hemos visto que ciertamente hay algo muy molesto a ser expulsado, pero no tiene que ver sólo con la comida sino con mucho más, y ese malestar, ese asco, que no proviene sólo de la persona que lo experimenta, tiene mucho de “heredado”. ¡SÍ, HEREDADO! Es sistémico, o sea, proveniente de la familia, y es por ello que va más allá de tú voluntad. Y, sobretodo, ES REPARABLE.