Constelaciones familiares y Sheldrake

Sheldrake: La resonancia mórfica es un principio de memoria en la naturaleza.

Todo lo similar dentro de un sistema autoorganizado será influido por todo lo que ha sucedido en el pasado, y todo lo que suceda en el futuro en un sistema similar será influido por lo que sucede en el presente.

Es una memoria en la naturaleza basada en la similitud, y se aplica a átomos, moléculas, cristales, organismos vivos, animales, plantas, cerebros, sociedades y, también, planetas y galaxias. Así que es un principio de memoria y hábito en la naturaleza.

En Constelaciones Familiares, la reconciliación muchas veces surge cuando localizas el pensamiento primero que causa dolor, la primera interpretación “cerrada” que impide otras consideraciones y por tanto desemboca en unas emociones determinadas. Cuando podemos insertar un replanteamiento, una nueva mirada, en el instante primero, las demás generaciones corrigen la percepción en cascada. Y sana el grupo entero en ese concepto, especialmente quien lo vivencia en la constelación, y también los efectos colaterales que pueda tener en otras áreas sanan, como si de una onda expansiva se tratara, pero en positivo. En la constelación muchas veces emerge el sistema de pensamiento grupal, y éste trasciende el tiempo de vida-muerte de los individuos, por eso a nuestra mente, como individuo, le cuesta entender y abarcar el impacto. (Ma. Àngels Herrero)

Sheldrake va más allá de Bergson, quien postuló que la memoria no estaba solamente en el cerebro, y sugiere que la naturaleza misma es memoria, que el espacio es una especie de inmensa biblioteca que transmite constantemente la información que almacena de manera no-local. Una fracción de segundo en realidad es un fractal de todos los siglos. Todo lo que pasó sigue pasando …  El ADN, más que el “libro de la vida”, es el sintonizador o decodificador de la memoria: el libro de la vida, está inscrito, en su totalidad, en cada cosa.

Esta interconexión a distancia entre los miembros de un grupo, de una especie, de un reino e incluso de un planeta, en diferentes niveles e intensidades, revela una nueva concepción ética que abarca todas las manifestaciones de la existencia:

Un aspecto importante de la resonancia mórfica es que estamos interconectados con otros miembros de un grupo social. Los grupos sociales también tienen campos mórficos, por ejemplo una parvada de aves, un cardumen de peces o una colonia de hormigas. Los individuos dentro de un grupo social más grande y los mismos  grupos sociales más grandes tienen su propio campo mórfico, sus patrones de organización. Lo mismo aplica para los humanos.

Lo que haces, lo que dices y lo que piensas puede influir a otra persona por resonancia mórfica. Así que somos más responsables de nuestras acciones, palabras y pensamientos bajo este principio que lo seríamos de otra forma. No hay un filtro inmoral en la resonancia mórfica, lo que significa que debemos ser más cuidadosos de lo que estamos pensando si es que nos importa el efecto que tenemos en los demás.

Nuestros pensamientos, dentro de la teoría de Sheldrake, literalmente constituyen un medio ambiente que permea el planeta y pueden en cierta forma contaminarlo o depurarlo; podemos, con una idea o un descubrimiento, detonar toda una ola de creatividad.

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