Libres son las personas que aman porque consiguieron vivir el vínculo de otra manera
Tanto el amor como el odio nos vincula a otras personas. Parece que podamos escoger estar unidos o no, pero quizás no es así. Quizás estamos “unidos” por definición, desde un lugar más allá de nuestra mente, un lugar que no podemos entender, quizás no somos libres en eso.
Mas nuestra libertad radica en qué tipo de vínculo manifestamos temporalmente. Nuestra libertad, quizás, tan sólo radica en cuánto estamos dispuestos a hacer una transformación del tipo de vínculo.
Algunos vínculos son más fuertes que otros.
Algunos vínculos vienen de muy atrás en el tiempo.
Otros son recientes.
Las guerras nos unen. Son vínculos de macrosistema.
Los conflictos familiares y laborales nos unen. Son vínculos grupales.
Los conflictos con la pareja o algún amigo nos unen. Son vínculos de microsistema.
Los conflictos con la vida son vínculos con lo Innombrable. Te alejan internamente de todo, pero tu energía sigue teniendo un foco de atención y una pregunta ¿Porqué? ¿Porqué así? ¿Porqué a mi?… Conclusión:
Si hay pregunta y atención, hay vínculo.
Algo fundamental que vemos en los movimientos de las constelaciones familiares: estamos unidos, y hay un lugar, a veces oculto, que es desde el amor. Cuando no sabemos encontrar esa forma porque nuestra mente se despista en “razones” para que no sea así (raza, sexo, país, ideas,…) entonces surge el odio, el rechazo y el miedo. Y el odio te vincula. El odio es lo contrario de la libertad.
Libres son las personas que aman porque consiguieron vivir el vínculo de otra manera.