10 Causas por las que no consolidan las Nuevas Relaciones – 3ª causa

Vamos por nuestro 3r post sobre las 10 Causas por las que no consolidan las Nuevas Relaciones

3.    Abortos no considerados

La experiencia de perder un bebé es ya de por sí una impronta que marca en la vida de quien la ha vivido. Pero, ¿en qué casos afecta en la consolidación de nuevas relaciones? Veamos primero, sobre quiénes impacta la pérdida y de qué manera. La pérdida del bebé impacta sobre la madre, sobre el padre, sobre la criatura no nacida, sobre los hermanos y hermanas, tanto previos como posteriores, y sobre las futuras generaciones. Y por supuesto, afecta a la presencia de un nuevo compañero o compañera de camino. ¿En qué casos? En todos. ¿En todos los casos afecta negativamente? No. Que haya criaturas que no lleguen a término o mueran tempranamente forma parte de la vida misma. Las causas del no nacimiento o muerte temprana son múltiples, como veremos en el apartado de no-nacidos del libro que estoy escribiendo, así como analizaremos en detalle los múltiples impactos. En ningún caso vamos a considerar cuestiones éticas, pues no es nuestra tarea. Aquí sólo vamos a tratar las consecuencias que queremos ver en este apartado, y es cómo afecta en la consolidación de una nueva relación. La clave es la siguiente: Cuando una persona pertenece al sistema y no es vista o considerada como tal, ya sea consciente o inconscientemente, el hecho de no ser vista impide el avance de alguno o todos de los miembros vivos del sistema, hasta que éstos la vean, reconozcan, integren, den lugar, respeten y honren. Y eso es válido tanto para un amante oculto, un amor no correspondido, un familiar muerto en circunstancias extrañas o enfermedad, o una criatura no-nacida o muerta tempranamente.

 

Por tanto, en aquellos casos en que la madre y padre tienen conciencia de que el embarazo es ya un hijo/a en su historia, realizan el duelo, y le dan su lugar, el evento queda integrado con la vida. En ese caso, la pérdida no es ningún impedimento sino que engrandece y forma parte ya de las vivencias de cada ser. Haría falta añadir una meditación con el alma del bebé para asegurarnos que éste también es consciente que en el final de su viaje de descenso no hubo un cuerpo que le pudiera acoger y que, por tanto, cuando lo sienta, puede seguir en su camino espiritual allí donde corresponda. Pedirle también que no tire de ninguno de los vivos, incluidos los hermanos. Esto significa ir un poco más allá del propiamente duelo de los padres o hermanos. Significa tener en cuenta en qué punto ha quedado el alma de la criatura no nacida o muerta tempranamente y además de darle pertenencia, acompañarla en su nuevo viaje. Así mismo, la madre debiera asegurarse de que el doble etérico no queda atrapado en su campo electromagnético, en general en su zona pélvica, pudiéndole ello alterar el funcionamiento orgánico de esa zona, y afectando a su vida en general. Para el alma del bebé, el atrapamiento del doble etérico es un lastre para poder traspasar y continuar su trayecto espiritual. El evento, que siempre marcará un antes y un después en la vida de los padres, si no es tratado con la consideración que merece, puede conllevar, antes o después, la ruptura y finalización de relaciones. Asimismo, si persiste en no ser considerado, las tareas pendientes impedirán el avance tanto de nuevos proyectos como de nuevas relaciones. Por el contrario, si todo ello es considerado, todos pueden avanzar en sus vidas en sintonía con lo que ha sido.