Ayudar en Constelaciones familiares
Ayudar, un arte en la familia, en el trabajo y en lo cotidiano
Ayudar, sólo lo puede aquel que asiente a las contradicciones de la realidad y logra remitirse al gran misterio; de lo contrario, se expone a una renovada actitud de juicio, a reproches y, como consecuencia, a la separación.
Todo juicio de valor va marcado por nuestras experiencias personales. Con lo cual, a la hora de comprender un problema, el foco de atención no se circunscribe a la cosa en sí (el problema) sino que se traslada a la subjetividad propia. Sólo aquel que ha madurado más allá de las fronteras limitadoras de su consciencia y se mantiene abierto a la valoración de los demás sin verse afectado por ella, alcanza ese estado que le hace posible concebir una cosa desde la profundidad subyacente, vivirla y comprenderla.
Hace falta que el ayudador se encuentre en este estado para que el cliente confíe en él y le exponga su propia realidad. Esa distancia, así como la simultánea proximidad generada por el reconocimiento de la realidad tal como es, conduce a una solución. Permite al ayudador exponerse a esa realidad –por más impresionante que sea- y aceptarla sin reproches, para luego dejarse guiar por ella. Entonces, fluye en él una fuerza especial que el cliente puede percibir y que le ayuda a actuar. De esta manera se siente seguro, tomado en serio y apoyado.
Bert Hellinger