Recuperación del alma

¿Podemos perder el alma? ¿Podemos perder parte del alma? ¿Puede estar nuestra alma atrapada en otro “lugar” o en otro “tiempo”?
Sí a todo.

Nuestra alma va entrando progresivamente a nuestro cuerpo desde el momento del nacimiento. La parte más importante se desarrolla antes de los 7 años aunque el proceso dura hasta los 21.

 

Si durante ese período se producen traumas, de cualquier tipo, el flujo de entrada del alma puede quedar interrumpido.
Situaciones que se viven cómo traumáticas son: accidentes, miedos continuados e intensos, abusos verbales, abusos físicos, situaciones de violencia y agresividad, ausencia de las personas queridas. Por tanto hablamos tanto de “gritos” como de violaciones, existiendo toda la escala intermedia.
La falta de la complitud del alma se vive como una carencia de “presencia” para afrontar el día a día, especialmente frente a situaciones complejas y difíciles, en las cuáles uno suele quedar bloqueado e inmovilizado. Ni que decir de las dificultades que la persona experimenta para disfrutar la vida.
En ausencia del alma cuesta conectar con el llamado interno, esto que venimos a hacer y para lo cuál también recibimos dones.
Entonces puede suceder que:
1. Nos quedemos bloqueados en nuestro avance, como si algo nos retuviera hacia atrás.
2. Busquemos lo que nos falta en los demás, creando relaciones de dependencia, ya que es en los demás donde encontramos la fuerza, protección y seguridad. Las posibles pérdidas, que inevitablemente la vida trae, se viven con gran ansiedad y desespero. (Apuntar que existen otras causas por las que también entramos en relaciones de dependencia).

¿Qué hacer?

Si sabemos que hemos vivido situaciones traumáticas, el trabajo que le sigue es:
Regresar al momento que el alma quedó fuera, y traerla de vuelta ayudándola a entrar.
– Si no sabemos si lo que hemos vivido ha interrumpido la entrada del alma, lo investigamos primero.
– En caso de que el atrapamiento del alma se haya producido en vidas pasadas, el proceso es el mismo que si se hubiera vivido en ésta. Más allá de confirmar o no la existencia de vidas pasadas, trabajamos con la conciencia de que el cuerpo revive aquello que no fue solucionado, permanentemente, sea cierto o imaginario, pero la solución se establece aquí y ahora para poder caminar más íntegro hacia el futuro.